Puma

Puma concolor

Clasificaión científica
Reyno: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Felidae
Género: Puma
Especie: Puma concolor
Estado de conservación:
El puma, león de montaña, león o pantera es un mamífero carnívoro de la familia Felidae nativo de América.
Este gran felino vive en más lugares que cualquier otro mamífero salvaje terrestre del continente, ya que se extiende desde el Yukón, en Canadá, hasta el sur de la cordillera de los Andes y la Patagonia, Argentina y Chile en América del Sur. El puma es adaptable y generalista, por lo que se encuentra en los principales biomas de toda América. Es el segundo mayor félido en el Nuevo Mundo, después del jaguar, y el cuarto más grande del mundo, junto con el leopardo y después del tigre, el león y el jaguar. Su tamaño es mayor que el del leopardo de las nieves, aunque está más emparentado con los pequeños felinos, ya que, a diferencia de los grandes felinos del género Panthera, que pueden rugir, el puma ronronea como los felinos menores.
Como cazador y depredador de emboscada, el puma persigue una amplia variedad de presas. Su principal alimento son los ungulados como el ciervo, en particular en la parte septentrional de su área de distribución, pero también caza camélidos como el guanaco y especies tan pequeñas como insectos y roedores. Prefiere hábitats con vegetación densa durante las horas de acecho, pero puede vivir en zonas abiertas.
El puma es territorial y tiene una baja densidad de población. La extensión de su territorio depende de la vegetación y de la abundancia de presas. Aunque es un gran depredador, no siempre es la especie dominante en su área de distribución, como cuando compite con otros depredadores como el jaguar. Se trata de un felino solitario que por lo general evita a las personas. Los ataques a seres humanos son raros, aunque su frecuencia ha aumentado en los últimos años.
El puma fue considerado una fiera peligrosa a partir de la colonización europea de América. Esta consideración y la progresiva ocupación humana de los hábitats del puma han hecho que sus poblaciones disminuyan en casi todos sus hábitats históricos. En particular, el puma fue extinguido en la parte oriental de América del Norte, con excepción del caso aislado de una subpoblación en la Florida. Se cree que este felino podría recolonizar parte de su antiguo territorio oriental. Con su amplia distribución geográfica, el puma tiene decenas de nombres y es mencionado con diversas referencias en la mitología de los pueblos aborígenes de América y también en la cultura contemporánea.
Características
Los pumas son felinos esbeltos y ágiles. La talla adulta de pie es de alrededor de 60 a 80 cm de altura en los hombros. La longitud de los machos adultos es de alrededor de 2,4 m de largo de la nariz a la cola, aunque en general oscila entre 1,5 y 2,75 m. Los machos tienen un peso promedio de entre 53 a 72 kg. En casos raros, algunos pueden llegar a pesar más de 120 kg. El peso promedio de las hembras está entre 34 y 48 kg. El tamaño del puma es más pequeño cerca del Ecuador, y mayor en las poblaciones más cercanas a los polos.
La cabeza del puma es redonda y las orejas están erguidas. Posee poderosas patas delanteras, cuello, mandíbula y colmillos que le sirven para atrapar y matar grandes presas. Tiene cinco garras retráctiles en las patas delanteras, útiles para aferrarse a la presa, y cuatro de las patas posteriores.
El puma puede ser tan grande como el jaguar, pero menos musculoso y poderoso. Donde las distribuciones se superponen, el número de pumas tiende a ser inferior a la media. El puma, en promedio, es más pesado que el leopardo. A pesar de su tamaño, no es normalmente clasificado entre los grandes felinos porque no puede rugir, ya que carecen de la laringe especializada y el hueso hioides del jaguar. Dado que los avistamientos de felinos grandes son más bien raros, la identificación de otro tipo de evidencias es importante. En América central y derivado de un estudio morfométrico, Aranda (1994) refiere que un indicador más o menos confiable es la relación entre la anchura superior y la anchura inferior de los dedos, observándose una tendencia a huellas con dedos más puntiagudos en los pumas, a diferencia de los jaguares. Al igual que los gatos domésticos, los pumas vocalizan silbidos agudos, gruñidos, ronroneos, así como gorgojeos. Son conocidos por sus gritos, como se hace referencia en algunos de sus nombres comunes, aunque éstos se confunden con frecuencia con llamadas de otros animales.
La coloración del puma es uniforme (de ahí el nombre latino concolor), pero puede variar mucho entre los individuos e incluso entre hermanos. El pelaje es generalmente dorado, pero puede ser de color gris plateado o rojizo, con ligeros parches en el cuerpo, incluidas cerca de las mandíbulas, la barbilla y el cuello. Las crías nacen con ojos azules y anillos en la cola; los cachorros son más pálidos, y las manchas siguen en sus flancos. En contra de algunas afirmaciones, no se ha documentado la existencia de pumas completamente negros. El término "pantera negra" se usa coloquialmente para referirse a algunos individuos de otras especies, en particular jaguares y leopardos.
Los pumas tienen grandes patas; proporcionalmente las mayores patas traseras en la familia de los felinos. Esta característica les permite un gran salto y una gran capacidad de carrera corta. Tienen una excepcional capacidad de salto vertical: se han registrado saltos de hasta 5,4 metros. En saltos horizontales parece que el rango es de 6 a 12 m. El puma puede alcanzar los 72 km/h, pero está mejor adaptado a la carrera corta que a las persecuciones. Es un experto escalador, lo que le permite eludir competidores cánidos. Aunque no está muy asociado con el agua, puede nadar.
Caza y dieta
El puma come cualquier animal que pueda capturar, desde insectos a los grandes ungulados. Al igual que los demás felinos, se trata de un carnívoro obligado. Sus presas más importantes son las diversas especies de venado, en particular en América del Norte: el ciervo mula, el venado de cola blanca, e incluso los grandes alces son cazados por el puma. Un estudio realizado en América del Norte encontró que el 68% de las presas fueron ungulados, sobre todo ciervos; sólo en la pantera de Florida mostraron variaciones, ya que a menudo prefieren cerdos ferales y armadillos. Una investigación en el Parque nacional de Yellowstone sobre el alce y el ciervo mula mostró que estas presas son compartidas con la población de lobos grises, con los que el puma compite por los recursos. Otro estudio en Alberta mostró que en invierno (de noviembre a abril) los ungulados representaron más del 99 % de la dieta del puma.
En América Central y del Sur la proporción de venado en la dieta disminuye. Prefieren los pequeños y medianos mamíferos, incluidos los grandes roedores como el chigüire. Los ungulados representan sólo el 35% de las presa, aproximadamente la mitad que en América del Norte. La competencia con los grandes jaguares puede ser la causa de la disminución en el tamaño de las presas de los pumas. Otras especies enumeradas como presas del puma incluyen ratones, puercoespines, y liebres. Aves y pequeños reptiles son a veces presa en el sur, pero esto rara vez se registra en América del Norte.
En condiciones de viento, el puma es típicamente un depredador de emboscada. Se esconde entre los árboles y en repisas, donde aguarda antes de dar un poderoso salto hacia la parte trasera de su presa y asfixiarla con una mordedura en el cuello. Tiene una columna vertebral flexible que lo ayuda en su técnica de cazar.
Se estima, en general, que mata un gran ungulado cada dos semanas. El plazo para las hembras se reduce por la alimentación de los jóvenes, y puede alcanzar la cifra de una muerte cada tres días en la época en que los cachorros son casi maduros, en torno a 15 meses. El puma arrastra su víctima a un lugar preferido, lo cubre con pasto, y retorna para alimentarse de nuevo al cabo de algunos días. En general se considera que el puma es un recolector de sus desperdicios y rara vez no se comen la presa que han matado.
Reproducción y ciclo de vida
Las hembras alcanzan la madurez sexual entre uno y medio y tres años de edad. Normalmente el promedio de gestación es cada dos o tres años a lo largo de su vida reproductiva, un período que puede reducirse a un año. Las hembras están en celo durante aproximadamente 8 días de un ciclo de 23 días. El período de gestación es de aproximadamente 91 días. Las hembras son a veces monógamas, pero esto es incierto y la poliginia puede ser más común. Las cópulas son breves pero frecuentes.
Sólo las hembras participan en la crianza de los hijos. Las pumas hembra son feroces protectoras de sus cachorros, y se las ha visto luchar con éxito contra animales mucho más grandes en su defensa. El tamaño típico de la camada es de entre uno y seis cachorros, generalmente dos o tres. Utilizan como madrigueras cuevas y otros lugares que ofrezcan protección. Los cachorros de puma nacen ciegos, son completamente dependientes de su madre en un primer momento, y comienzan a ser destetados en torno a los tres meses de edad. A medida que crecen, acompañan a la madre en sus incursiones, en primer lugar a los sitios que visita, y después de seis meses comienzan a cazar pequeñas presas por su cuenta. Las tasas de supervivencia son poco más de uno por camada.
Los juveniles dejan a su madre para tratar de establecer su propio territorio en torno a los dos años de edad y, en ocasiones antes. Los machos tienden a independizarse antes. Un estudio ha mostrado elevadas tasas de mortalidad entre los pumas que se alejan demasiado de su madre, a menudo debido a los conflictos con otros pumas. Una investigación en Nuevo México ha demostrado que "los machos se dispersan significativamente más que las hembras, es más probable que recorran grandes extensiones que no son su hábitat, y probablemente son responsables de la mayoría del flujo genético entre las poblaciones de un hábitat.
La esperanza de vida de un puma en la naturaleza se estima entre 8 y 13 años y, probablemente, está en un promedio de 8 a 10 años. Sin embargo, hay casos de por lo menos 18 años, como una hembra que fue muerta por cazadores en la isla de Vancouver. Los pumas pueden vivir hasta 20 años en cautiverio. Las causas de muerte en el entorno salvaje incluyen la discapacidad y la enfermedad, la competencia con otros pumas, el hambre, accidentes y, en los casos permitidos, la caza humana. El virus de inmunodeficiencia felina, que también afecta a los gatos, es una grave enfermedad en los pumas.
Estructura social y hábitat
Al igual que casi todos los felinos, el puma es un animal solitario. Sólo las madres y sus cachorros viven en grupos. Es discreto y crepuscular (es más activo en torno a amanecer y al anochecer).
Las estimaciones del tamaño de su territorio varían mucho. Los machos tienen grandes territorios de entre 150 y 1000 km²; en el caso de las hembras se reducen a la mitad. Algunos estudios sugieren una proporción mucho menor del límite inferior (25 km²), con un límite superior de 1300 km² para los machos. Los territorios de los machos pueden incluirse o superponerse con las de las hembras, pero no con los de otros machos, lo que sirve para reducir los conflictos entre pumas. Los territorios de las hembras pueden superponerse ligeramente entre sí.
Para marcar el territorio y atraer al sexo opuesto utilizan marcas de arañazos, orina y heces. Los machos pueden utilizar juntos una pequeña pila de hojas y hierbas y luego orinar sobre ella como una forma de marcar territorio.
El tamaño del hábitat y, en general, la abundancia de pumas, dependerá del terreno, la vegetación y la abundancia de rapaces. Una hembra adyacente a las montañas de San Andreas, por ejemplo, necesitó una amplio territorio de 215 km² debido a la falta de presas. Un estudio en América del Sur ha demostrado que el número de pumas en un territorio varía entre 0,5 a 7 ejemplares por cada 100 km².
Los machos están más dispersos que las hembras para evitar la competencia directa por compañeras y territorio, porque son los más susceptibles de entrar en conflictos. Cuando un adulto no abandona de su área materna, por ejemplo, puede ser matado por su padre. Cuando los machos se encuentran unos con otros, emiten silbidos y pueden entablarse violentas peleas si uno de los dos no se retira. La caza o la reubicación de pumas puede hacer aumentar los encuentros agresivos, perturbando los territorios y los jóvenes, lo que puede traer transitorios conflictos con las personas.
Distribución y hábitat
El puma ocupa más territorio que cualquier otro animal silvestre terrestre en América. Su territorio abarca 110 grados de latitud, desde el norte del Yukón en Canadá al sur de Los Andes. Su amplia distribución se debe a su capacidad de adaptación a casi todo tipo de hábitat: se encuentra en todos los tipos de bosques, así como en las tierras bajas y desiertos montañosos. Los estudios muestran que el puma prefiere las regiones con vegetación densa, pero puede vivir con poca vegetación en zonas abiertas. Su hábitat preferido son cañones, escarpes, terrenos rocosos y la selva densa.
El puma fue exterminado en su gran área de distribución oriental de América del Norte, con la excepción de la Florida, en los dos siglos después de la colonización europea, y se enfrenta a graves amenazas en el resto. Actualmente, se lo encuentra en la mayoría de los estados occidentales de América, las provincias canadienses de Alberta y Columbia Británica, Canadá y el territorio de Yukón. Debido a los daños que ocasiona en el ganado, es perseguido por granjeros y se ha convertido en una especie amenazada, habitando actualmente en zonas áridas.
Se han debatido ampliamente propuestas de su posible reintroducción en la región oriental de América del Norte. Las pruebas de ADN han sugerido su presencia en la parte oriental de América del Norte, mientras que un mapa de avistamientos de puma muestra numerosos informes, desde las Grandes Llanuras occidentales hasta el este de Canadá. La única población de pumas inequívocamente oriental es la pantera de Florida, que está en peligro crítico de extinción.
Al sur de Río Grande, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), ubica el puma en todos los países centroamericanos y sudamericanos. Las estadísticas estatales y provinciales están disponibles en Norte América, pero se sabe mucho menos sobre el puma más al sur.
La población total de pumas se estima en menos de 50 000, según cifras de la UICN, con una tendencia descendente. A nivel estatal de Estados Unidos las estadísticas son frecuentemente más optimistas, lo que sugiere que las poblaciones de pumas han repuntado. En Oregón, una población sana se informó de 5000 individuos en 2006, superando la meta de 3000. California ha trabajado activamente para proteger el puma y su número se estima entre 4000 y 6000.
Estado de conservación

Preocupación menor

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha cambiado el estatus del puma de preocupación menor a especie casi amenazada, dejando abierta la posibilidad de que pueda ser catalogado como vulnerable cuando se disponga de más datos sobre su distribución. El puma está regulado en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), lo que hace ilícito el comercio internacional de especímenes o sus partes.
Al este del Misisipi, la única población de pumas conocida de manera inequívoca es la pantera de Florida. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos reconoce tanto al puma oriental y a la pantera de Florida, a los que garantiza protección bajo la Ley de Especies Amenazadas. Algunas autoridades en taxonomía han fundido ambas denominaciones en la de puma norteamericano, sin reconocer la entidad de las subespecies oriental o de Florida. El censo más reciente de la subpoblación de Florida dio 87 individuos, según informaron organismos de recuperación de la especie en 2003.
El puma también está protegido en gran parte del resto de su área de distribución. A partir de 1996, la caza del puma está prohibida en Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Guayana Francesa, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Surinam, Venezuela y Uruguay. No se informó de la protección jurídica del puma en Ecuador, El Salvador y Guyana. La caza regulada del puma aún es común en los Estados Unidos y Canadá; está permitida en EE. UU. desde los estados de las Montañas Rocosas hasta el océano Pacífico, con la excepción de California. Los pumas son generalmente cazados con jaurías de perros, hasta que el animal es acorralado. Cuando el cazador llega a la escena, se le dispara de una corta distancia. El puma no puede ser cazado en California legalmente, salvo en circunstancias muy concretas, como por ejemplo cuando un individuo es declarado una amenaza para la seguridad pública.
Amenazas a la conservación de la especie incluyen la persecución por considerarlo una amenaza para el ganado, la degradación y fragmentación de su hábitat y el agotamiento de sus presas. Como ocurre con cualquier gran depredador, son fundamentales para la sostenibilidad de sus poblaciones corredores de hábitat y variedad suficientes de áreas. Simulaciones han demostrado que el animal se enfrenta a un bajo riesgo de extinción en las zonas de 2200 km² o más. Uno a cuatro nuevos animales que se introduzcan en una población cada década aumenta notablemente su persistencia, destacando la importancia de los corredores de hábitat.

Situación del puma en Sudamérica

En Sudamérica esta especie es muy perseguida y de forma incontrolada por el ser humano. En Argentina, la especie se encuentra extinta en las provincias de Entre Ríos, el sur y centro de Santa Fe, el centro de Tucumán y en casi toda la provincia de Buenos Aires.
En la provincia argentina de Chubut, donde hace 50 años abundaba, hoy es una especie en peligro de extinción. Fue allí donde el Dr. Nores Martínez creó la raza de perro dogo argentino, pensada para abatir al puma (entre otras especies) en lucha cuerpo a cuerpo entre felinos y perros, en un tipo de caza llamada "caza de Montería" en su versión criolla. Para este tipo de caza muchas veces se entrena a los perros haciéndolos pelear con pumas en cautiverio, práctica ilegal que se sigue realizando de forma clandestina. Esos pumas suelen morir prematuramente de ataques cardíacos.
En la Provincia de Jujuy es también una especie protegida, por lo que la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu) se encarga de la captura y reubicación de ejemplares denunciados por los pastores como potenciales predadores de ganado, por lo que no es extraño ver de tanto en tanto algún ejemplar enjaulado en la sede del Rectorado de esa casa de altos estudios.
En la Provincia de Mendoza es monumento natural, especie protegida, y uno de sus ámbitos más frágiles se da en la región precordillerana de Paramillos de Uspallata. Los gobiernos de las provincias patagónicas promueven su caza como forma de controlar la población. Allí es considerado una plaga por los daños a la ganadería ovina.
En Uruguay la especie "nativa" se encuentra extinta desde hace años, aunque se suelen encontrar de forma esporádica, debido a las incursiones que realizan algunos individuos desde los países limítrofes.
En Chile fueron comunes desde la Patagonia hasta la actual IV Región hasta la llegada de los españoles, progresivamente ha sido casi totalmente exterminado desde entonces, en especial en todo el Valle Central y en las proximidades de las ciudades grandes de las regiones del Biobío y la Araucanía, siendo actualmente infrecuente en las regiones de Los Ríos y Los Lagos. Hoy son mas frecuentes en la región de Aysen y Magallanes.
En Paraguay en la región oriental solo quedan en bosques aislados como los de las cordilleras de Amambay y Mbaracayú, en los parques nacionales en la cordillera de San Rafael, y en la de Ybycuí, mientras que en la región occidental del Chaco son más abundantes debido a la baja densidad humana que se registra en ese lugar.

Ataques a los humanos

Debido al crecimiento de las zonas urbanas, las poblaciones de pumas se superponen cada vez más con las zonas habitadas por el hombre. Los ataques contra humanos son raros; para el puma el reconocimiento de las presas es un comportamiento aprendido y, en general, no reconocen a los seres humanos como víctimas. Los ataques contra las personas, el ganado y los animales domésticos pueden ocurrir cuando el puma se habitúa a los humanos. Se han registrado 108 ataques confirmados a humanos con una veintena de muertes en América del Norte desde 1890, cincuenta de los cuales se han producido desde 1991. El estado de California, densamente poblado, ha sido testigo de una docena de ataques desde 1986 (después de sólo tres de 1890 a 1985), tres de ellos mortales. Los ataques son más frecuentes durante los fines de la primavera y el verano, cuando los pumas juveniles abandonan a sus madres y van en búsqueda de nuevos territorios.
Al igual que ocurre con muchos depredadores, un puma puede atacar si es acorralado, si huyen de un ser humano, si se estimula su instinto para cazar, o si una persona se hace la muerta. Pueden ahuyentarse si se los mira directamente a los ojos o gritando en voz alta, pero la calma, y cualquier otra acción que haga parecer a la persona más grande y más amenazadora, puede hacer también que los pumas se retiren. La lucha contra pumas con palos y piedras, o incluso manos desnudas, a menudo es eficaz para desactivar el estímulo de ataque de un puma.
Como la mayoría de los felinos, cuando el puma ataca normalmente muerde el cuello, tratando de encajar sus dientes entre las vértebras y en la médula espinal. Lesiones en el cuello, cabeza y espalda son comunes y, a veces, mortales. Los niños están en mayor riesgo de ataque, y con menos probabilidades de sobrevivir a un encuentro. Una detallada investigación de los ataques de pumas antes de 1991 mostró que el 64 % de las víctimas y casi todas las víctimas mortales eran niños. El mismo estudio mostró que la mayor proporción de los ataques se ha producido en la Columbia Británica, en particular en la isla de Vancouver, donde las poblaciones de puma son especialmente densas.
En Chile hay casos documentados de ataques de pumas a ciclistas (más frecuentemente), pescadores deportivos, turistas a pie y conductores de vehículos que han descendido de ellos.

Consejos de seguridad frente al puma

  1. Elimine la vegetación baja y densa que sirve de escondite al puma en las áreas cercanas a las viviendas.
  2. Instale iluminación externa con sensores de movimiento.
  3. No deje sueltos los animales domésticos y no les dé de comer fuera de casa. Sea cauto al soltar los animales domésticos, sobre todo al amanecer y al crepúsculo.
  4. No haga largas expediciones a pie; ande en grupos con adultos que puedan cuidar a los niños.
  5. Si se encuentra con un puma, no corra; esto puede estimular su instinto de caza. Permanezca, por el contrario, firme y enfrente del animal, buscando el contacto visual.
  6. Tome a los niños pequeños en brazos, sin darle la espalda al puma, si es posible (cuando son atacados por un perro, los expertos recomiendan no tomar en brazos a los niños, porque esto puede ser interpretado como un acto de ofensa y dan valor al perro para atacar. Si esto se aplica al puma o no, es una discusión abierta).
  7. Tome cualquier cosa para parecer más grande e intimidante, ábrase la chaqueta y lance palos y piedras.
  8. No se siente ni se acuclille; esto podría crear la impresión de que se trata de una presa ordinaria cuadrúpeda, en vez de un ser bípedo, que no es presa para el puma.
  9. Responda al ataque si es atacado. Del puma se puede defender con piedras, palos, herramientas de jardinería, con patadas y puñetazos; se ha sabido que una patada bien dada en la nariz funciona.

Zoológico de Vallarta A. C.

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